Por: Daniel Alejandro Escobar Celis
¾ ¿En dónde está el monolito? ¾Preguntó el rey con ira y sorpresa.
Todos estaban atónitos. El cuarto estaba vacío. Una cortina que dividía el
lugar en dos partes estaba totalmente corrida a un lado. El suelo, las paredes
y el techo tallados en la sólida roca estaban intactos. ¿Cómo pudo simplemente
desaparecer? ¾Se preguntó el
rey¾. El resto de
los presentes se miraron entre sí sin entender lo que pasaba. En un estallido
de furia el rey ordenó torturar a todos los guardias que habían vigilado
durante aquella noche. ¡De alguna manera el monolito tenía que aparecer!
El rey ordenó la prohibición de entrada y salida del palacio y silencio
absoluto. Nadie podía enterarse de lo sucedido y el monolito debía aparecer si
es que quería mantener su poder. Con impaciencia esperó en sus aposentos alguna noticia.
Mientras, las sesiones de tortura se prolongaron durante todo el día. Al caer
la noche su más fiel comandante se acercó a darle las nuevas: nada, ninguno de
los guardias había visto algo sospechoso.
El rey tomó su cetro y lo arrojó con fuerza a su comandante ocasionándole
una herida en la frente. Se encerró en su cuarto tratando de recordar la última
vez que lo vio. Fue hace dos días. El rey necesitaba un cargamento de oro para
terminar de financiar la guerra contra wildkindon. Estuvo cerca de una semana
utilizando el poder del monolito para cumplir con dicha tarea. Durante ese
tiempo se aseguró de tener el cuidado de manejar la energía exacta para no ser
vaporizado por el poder de la roca y aun así fabricar todo el oro que
necesitaba. Por otra parte estaba seguro de haber cubierto el monolito con la
cortina para que los encargados de trasladar el oro no pudiesen notar su
presencia. Entonces. ¿Qué había pasado? ¿Cómo pudo desaparecer?
Al día siguiente obtuvo la primera pista: Algunos guardias habían escuchado
sonidos extraños provenientes del sótano. Eran tenues pero podían prolongarse
por largo rato hasta desaparecer, sin que nadie pudiese determinar su
procedencia. El rey ordenó una revisión exhaustiva de todo el palacio y una
búsqueda de cualquier signo u objeto fuera de lugar. Mientras los suyos hacían
el trabajo el rey trataba de recordar quien podría saber de la existencia del
monolito. El último que supo de él, estaba muerto. De eso estaba completamente
seguro.
Habían pasado más de cuarenta años desde que escuchó por primera vez la
leyenda del monolito transmutador. Innumerables personajes habían fracasado en
encontrarlo hasta ese momento, pero Augustus en ese entonces un noble más
estaba convencido de ser el primero en tenerlo bajo su poder. Tardó más de
veinte años en lograr su cometido con la ayuda de su hermano. Quince años
después se convirtió en un ser totalmente irreconocible. Era el soberano más
poderoso, inflexible y bélico que jamás conoció aquel en otrora pacífico reino.
Ni siquiera su hermano pudo detenerlo. Y en poco tiempo se encargó de
exterminar a todo aquel que estuviese en su contra.
Pasaron varios días de intranquilidad en la que el rey no pudo conciliar un
solo momento de paz. Y en una noche nefasta sucedió lo inevitable. Una trompeta
en señal de alarma lo hizo levantar de su cama. El palacio real estaba rodeado
por multitudes armadas. El rey buscó refugio mientras sus soldados se
encargaban de los atacantes. Un estruendo proveniente del sótano sembró el
pánico en el palacio. Antes de poder reaccionar una multitud armada invadió el
interior del palacio y sometió a los guardias que incrédulos apenas pudieron
reaccionar. En la sala real el rey fue capturado y frente a él apareció el
artífice de su derrota. El rostro del ahora depuesto gobernante palideció al
ver a quien pensaba muerto desde hacía tiempo. Eso fue lo último que vio en su
vida el rey.
En el fondo de la sala en donde estaba el monolito había un gran agujero en
la pared recientemente hecho. Este se extendía a lo largo de un pasillo
toscamente tallado en la piedra. Al fondo de él había un gran salón en el
interior de una cueva y en el fondo de esta, junto a decenas de cadáveres
calcinados y de armas inservibles se encontraba una enorme roca negra y
rectangular.
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